Elio tropieza en taquilla
Por qué la conversación al respecto es importante, y qué podemos aprender.
Mientras escribo esto, la película Elio, de Pixar, acaba de sufrir el peor resultado de taquilla en un fin de semana de estreno en la historia de la compañía: poco menos de $35 millones de dólares1 (casi $21 millones de dólares en Estados Unidos, y otros $14 millones de dólares en taquilla internacional). Para ponerlo en contexto, esto es una taquilla doméstica de casi $9 millones de dólares menos que el estreno de Elemental (2023), la que —hasta ahora— ostentaba el lamentable record.
Si bien no es enteramente sorprendente, y en algunos círculos de LinkedIn y YouTube ya teníamos algún tiempo especulando que los números de la taquilla para la película serían deslucidos2, estos resultados ciertamente abren la conversación y nos dejan con una pregunta: ¿Por qué un resultado tan bajo?
Aquí cabe anotar que esta estadística excluye, naturalmente, los resultados de taquilla de Soul (2020), Luca (2021), y Turning Red (2022), dado que estas tres películas de Pixar se estrenaron directamente en el servicio de streaming Disney+, y no llegaron a las salas de cine sino hasta el 2024; mucho tiempo después de estar disponibles en televisión y en formatos de home video como DVD y Blu-ray.
Por ahora, aún no tenemos una “explicación oficial” que justifique una taquilla tan baja. Sin embargo, sí que podemos explorar algunas de las posibles razones para este resultado. Y, al hacerlo, podemos repasar algunos de los factores que hacen (o deshacen) el éxito de proyectos comerciales para entretenimiento.
¿Qué hay en un nombre?
Una de las primeras especulaciones sobre posibles justificantes para los primeros resultados de Elio radica en el título de la película. No porque haya nada intrínsecamente malo con el nombre Elio, sino porque —como propone Andrew Williams3— el título de la película no ofrece nada que atraiga a la audiencia.
Williams propone que muchos éxitos de taquilla del pasado contaban con títulos atractivos o intrigantes. Para enfatizar su punto, cita algunos ejemplos interesantes. Según Williams:
Jaws (1975) —Conocida como Tiburón en hispanoamérica, alude a un miedo básico.
Matrix (1999) —alude a ciencia ficción y metafísica.
The Godfather (1972) —Conocida como El Padrino en hispanoamérica, alude a misterio, autoridad y familia.
Ratatouille (2007) —hace un juego de palabras entre ratas y el platillo de cocina francesa del mismo nombre.
Back to the Future (1985) —Conocida como Volver al Futuro en hispanoamérica, evoca los temas de la película: viajes en el tiempo, y su efecto en el pasado y el presente.
Según Williams, Elio, en cambio, no ofrece nada de eso. Le parece un título vago, que no da ni una pista de la historia, de las circunstancias, o de qué es lo que está en riesgo a nivel emocional.
Pero no estoy del todo convencido por el argumento de Andrew Williams sobre el título de la película. No sólo porque sólo una de las comparaciones que hace es una película de animación; sino porque no estoy de acuerdo en su inferencia de que un título tenga la obligación de “decirnos algo” sobre la historia.
Los nombres son difíciles. Umberto Eco, reconocido semiólogo y autor italiano, lo afirma cuando se propone explicar el significado detrás del nombre de su novela más popular: El nombre de la rosa.
Según Eco, el título de una novela es más un obstáculo que un vehículo de sentido4. Él defiende, con argumentos muy persuasivos, que un narrador no debería sugerir formas de interpretación de su propia obra. Deberían ser el texto y el lector (o, por extensión la audiencia) quienes encuentren, juntos, su propia interpretación.
Para Eco, el que el título suponga, inescapablemente, una clave de interpretación, ya por si mismo es algo digno de lamentarse. Así, algunas sugerencias de significado son inescapables —como en el caso de Guerra y paz (de Tolstoi). Interesantemente, Eco más bien defiende que el título de la obra sea simplemente el nombre del protagonista, porque al menos respeta al lector y no impone sobre él una interpretación prescrita. Así, Elio tendría justificado su título.
Vivir bajo la sombra de Pixar
Gary Pope sugirió algo muy interesante: Para una compañía con una institución tan legendaria como Pixar, parte de los problemas vienen de la mano en ser una compañía legendaria.
Esta circunstancia que señala Gary es muy sugerente, porque tiene muchas implicaciones.
Por un lado, las expectativas son (o, al menos, parecen ser) enormes. Se trata de una de las compañías productoras de animación comercialmente más exitosas de la historia. Toda producción tiene que ser un éxito, o no sería digna de compartir la mesa (metafóricamente) con franquicias como Toy Story, Finding Nemo, o Inside Out. No en vano, “Nivel Pixar” se ha vuelto una unidad de medida informal con la que el público en general parece evaluar la calidad de la animación.
Por otro lado, para una compañía históricamente exitosa, la resistencia al cambio y a salirse de las fórmulas consideradas “seguras” (sean narrativas o estéticas) serán mayores. En este sentido, Elio se encuentra en la difícil posición de ser exitosa sin alejarse de lo que las expectativas que la compañía ha creado en torno a sí misma, y de lo que hace a Pixar ser Pixar. Lamentablemente, para una compañía que se caracterizaba por priorizar el contar una buena historia, sin importar la forma que esta tenga, ese énfasis y los riesgos que conlleva, parecen haberse perdido en el camino.
Esto podría explicar por qué Pixar (aparentemente) ha empezado a reproducir una estética recurrente en varias de sus producciones recientes. El argumento es que Turning Red, Luca, Win or Lose, y ahora Elio han adoptado un mismo estilo. El “estilo Pixar” se está convirtiendo, en los ojos de algunos, en el nuevo “estilo Cal Arts”, usado popularmente para quejarse cuando algo parece poco original o imaginativo en la estética de algunas producciones animadas5 —con la consecuente carga de choteo implícita en esa etiqueta.
De cualquier modo, toda esta colección de circunstancias impulsa a una compañía como Pixar a querer “jugar a lo seguro”. Consecuentemente, esto incide en por qué tenemos tantas secuelas, y tan pocas producciones originales. Es algo que ya exploré anteriormente, cuando escribí sobre la decisión de Disney y Pixar de decantarse por la producción de secuelas, en lugar de proyectos originales6.
Esta falta de confianza en lo nuevo no solo afecta a las audiencias. También afecta las decisiones de los ejecutivos a nivel corporativo, y puede ser una de las razones por las que Elio recibió tan poquito apoyo promocional. Si los directivos realmente no creen que la película sea suficientemente atractiva, no verán justificado invertir mucho en ella. En este escenario, verían justificado no gastar en mercadeo si de todas formas la película está condenada a “fracasar”.
La traición del mercadeo
Para Williams, en su opinión sobre los primeros resultados de la película, el mercadeo tiene que empezar con escoger un buen nombre; pero no debe quedarse allí. Esa es, quizás, la parte en la que podemos estar plenamente de acuerdo: El mercadeo va más allá del nombre, y tiene consecuencias significativas para el éxito (o fracaso) de una película de animación.
Cuando una compañía productora tiene dudas sobre las posibilidades comerciales de un proyecto, es común que se sientan reticentes a invertir en mercadeo. Esto es así porque el mercadeo de un proyecto cinematográfico puede ser muy oneroso. En general, es razonable esperar que el presupuesto de mercadeo sea de alrededor de un 50% del presupuesto de producción. Para una película como Elio, con un presupuesto de $150 millones de dólares, se podría esperar que se dedicaran unos $75 millones de dólares a promocionar la película.
No tenemos forma de saber con seguridad cuánto invirtió Disney, responsable por la distribución de la película, en promover Elio de cara a su estreno —pero sabemos una cosa: No fue suficiente. La película era mayormente desconocida para una buena parte de la audiencia. Y —si le creemos a los críticos— no es mala7.
No soy el único apuntando en esta dirección, por supuesto. Jeremy Mathai, escribiendo para SlashFilm.com, llegó a una conclusión similar: Disney parece haber decidido reducir las pérdidas ahorrando en el costo de mercadeo para una película que consideraba condenada a fracasar en taquilla8.
La película sí gozó de mercadeo, pero muy tarde. Luego de meses y meses de abstenerse a promocionar el proyecto, Elio vio un repunte en publicaciones en redes sociales y pauta televisiva, pero pocas semanas antes del estreno.
Para poner esto en perspectiva, ¿cuántos de ustedes habían visto este trailer antes de este momento?
Si este fuera el caso, y Elio fue víctima de un marketing reticente, esta producción no sería el primer ni el único ejemplo de este tipo de “mercadeo de mala gana” en animación. De hecho, eso fue lo que condenó a The Iron Giant (1999) a la ignominia en la taquilla.
Una producción difícil
Otra cosa que no ayudó al mercadeo de la película fue su proceso de producción. Originalmente, Elio no debía estrenarse en junio de 2025, sino en marzo de 2024. La producción se vio afectada tanto por la huelga de actores como por cambios creativos en la producción de la película; y el estreno de la película tuvo que postergarse.
La primera vez que Pixar habló sobre el proyecto fue en el D23 del 2022, donde se anunció la película con Adrián Molina (co-escritor y co-director de Coco) como director. Sin embargo, Molina fue reemplazado como Director por el duo de Domee Shi (directora de Turning Red) y Madeline Sharafian (directora del cortometraje Burrow).
Drew Taylor, escribiendo para The Wrap, entrevistó a Pete Docter (CCO de Pixar) en agosto del 2024 respecto a los cambios en Elio9. Allí, Docter afirmó que no podía referirse a la trama, pero que los cambios implementados por Shi y Sharafian, ayudarían al público a conectar con el personaje.
Basándonos en el primer teaser trailer, de hace dos años, la película tenía una historia algo diferente.
Además de estos retrasos importantes, el estreno se pospuso una semana más para evitar competir con la versión live action de How to Train Your Dragon —una medida que resultó poco efectiva, considerando que How to Train Your Dragon10 de todas formas se llevó el primer lugar en taquilla en su segunda semana en pantallas, arrasando con el fin de semana de estreno de Elio; que apenas logró un tercer puesto, detrás del estreno de la película de horror post-apocalíptico 28 Years Later11.
Lo que queda por verse
Ya nadie espera que “triunfe” en la taquilla, pero sí que sobreviva lo suficiente como para que al menos no sea un fracaso de taquilla.
Al final, la esperanza general —de Pixar y de quienes le desean lo mejor a la película— es que Elio logre mantenerse en cartelera por un largo tiempo. Eso fue lo que “salvó” a Elemental (2023), que luego de un estreno abismal (aunque de todas formas mejor que los primeros pasos de Elio), logró sostenerse en taquilla por tantas semanas que al final superó los $484 millones de dólares y dejó de ser considerada un fracaso.
Queda por verse si Elio también conseguirá sobrevivir a la taquilla, y si alcanzará un lugar en la memoria de la audiencia, o caerá en el olvido que envuelve a algunos de los largometrajes menos exitosos de Pixar.
Nash Information Services, LLC., “Elio (2025)”, The Numbers, https://www.the-numbers.com/movie/Elio-(2025)#tab=box-office
Eric Calderon, “I’m worried about ELIO.”, Surviving Animation, 28 de mayo, 2025, video.
Umberto Eco, “El título y su significado”, en El nombre de la rosa (Barcelona: Debolsillo - Penguin Random House Grupo Editorial, 2022), 737-738.
El calificativo de “estilo Cal Arts” fue propuesto por el animador John Kricfalusi en su blog, para criticar cómo las películas de animación de Disney y Don Bluth Entertainment habían caído en un ciclo derivativo, copiando las características superficiales (estéticas) del trabajo de los Nueve Ancianos de Disney, pero sin su calidad técnica. Cuando se popularizó el término, la crítica original de Kricfalusi se perdió de vista, y el término se convirtió en un modo común de quejarse cuando algo parece poco original o imaginativo en la estética de algunas producciones animadas.
Rotten Tomatoes, “Elio”, https://www.rottentomatoes.com/m/elio
Jeremy Mathai, “Disney's Disastrous Elio Marketing Is A Perfect Study In How To Fail A Good Movie”, SlashFilm.com, 23 de junio, 2025. https://www.slashfilm.com/1891635/disney-elio-marketing-disaster/
Drew Taylor, “Pixar Chief Pete Docter Talks New ‘Elio’ Directors, Story and Casting Changes | Exclusive”, The Wrap, 9 de agosto, 2024. https://www.thewrap.com/elio-pixar-new-directors-story-cast-changes-pete-docter/
Nash Information Services, LLC., “How to Train Your Dragon (2025)”, The Numbers, https://www.the-numbers.com/movie/How-to-Train-Your-Dragon-(2025)#tab=box-office
Nash Information Services, LLC., “28 Years Later (2025)”, The Numbers, https://www.the-numbers.com/movie/28-Years-Later-(2025)#tab=box-office
¡Hola! Quería compartir este extracto del libro Moving animation. A history of computer animation. Tom Sito. (2013) The Conquest of Hollywood, pages 261-262:
"Apple had made Jobs rich, but Pixar made him a billionaire. Ed Catmull, the soft-spoken research scientist from Utah, admitted he found all this success a bit daunting. “ I felt a little lost after the success of Toy Story . I took a year to think about it. ” Oscar Wilde had said that when the Gods wish to punish us, they give us what we want. Now that they had conquered the mountain and established CG animation as a viable platform for the creation of theatrical features, what was next? “ Organizations are inherently unstable, ” Catmull thought. “ Nothing stays the same. I realized the next goal was to create a culture that is sustainable. That can go on after John [Lasseter] and me. ” Since Toy Story, Pixar has turned out one successful CG-animated movie after another, an unprecedented string of hits: A Bug ’ s Life (1998), Toy Story 2 (1999), Monsters, Inc. (2001), Finding Nemo (2003), The Incredibles (2004), Cars (2006), Wall-E (2008), Up (2009), and Toy Story 3 (2010). Pixar ’ s momentum continued even with the loss over the years of some key personnel. Alvy Ray Smith had left the company before Toy Story. Master animator Glenn McQueen died in 2002 of acute melanoma, Ralph Guggenheim left in 1997 to start his own company, and story department guru Joe Ranft was killed in a tragic car accident in 2005. Steve Jobs passed away in 2011 after a long battle with pancreatic cancer. Yet the system Pixar built has endured and could not be crippled by the loss of any one person. Perhaps that is the greatest creation one could hope to make. Catmull said, “ Pixar turned out ten hit films in a row, and I lived through all of it. I still find it mystifying. ”