Al infinito y más allá —pero con secuelas
Evaluamos el impacto de la decisión de Pixar y Disney de priorizar las secuelas, y cómo esto podría definir el rumbo del mercado.
La mayoría de nosotros asociamos a Pixar Animation Studios (Pixar) con sus películas animadas. Estamos tan acostumbrados a asociar a Pixar con animación de alta calidad que usamos el nombre de la compañía como punto de referencia. “Nivel Pixar” se ha vuelto una unidad de medida informal para evaluar la calidad de los largometrajes de animación.
Sin embargo, la compañía no ha estado exenta de tropiezos. Entre las 28 películas que han producido (al día de hoy) se cuentan tanto éxitos como fracasos de taquilla —aunque el balance ha sido francamente positivo hasta ahora.
Pero la memoria del público —y especialmente de los medios de comunicación especializados— es relativamente corta. Los titulares especulativos sobre cómo Pixar perdió el camino han sido recurrentes durante la última década. Se ha acusado a Pixar, una y otra vez, de estar en una bancarrota creativa. Y, a menudo, este tipo de especulaciones proponen a Disney —otrora otra compañía cuyo nombre estaba estrechamente relacionado con la máxima calidad de animación— como el culpable. Disney compró Pixar en el 2006, así que la asociación es razonable; pero hablaremos de eso un poquito más adelante.
Lo cierto es que, recientemente, tanto los directivos de Disney como de Pixar han declarado que el estudio concentrará sus esfuerzos en desarrollar secuelas. Estas declaraciones se produjeron alrededor del lanzamiento de Inside Out 2 —una nueva secuela producida por Pixar.
Aparte de Elio, que ya estaba anunciada desde el 2022, Pixar no producirá nuevas propiedades intelectuales de contenido original. O al menos no en el futuro inmediato. Disney está tomando una postura muy similar. Bob Iger, CEO de Disney, ha expresado como ambas compañías van a apoyarse en franquicias establecidas, en vez de invertir en nueva propiedad intelectual. Esto ha generado reacciones de escepticismo y críticas por parte de algunos comentaristas en general.
En esta publicación, vamos a explorar un poquito sobre cómo Pixar llegó a este punto y cuánta validez tiene la especulación de que enfocarse en producir secuelas es un error para la compañía.
Un poquito de historia
Pixar fue fundada en 1986, luego de que Steve Jobs adquirió la división de computación de la compañía de George Lucas. Desde entonces, ya empezaron a colaborar con Disney pero como una solución de software, mediante un sistema de producción de animación por computadora (CAPS, por sus siglas en inglés).
En paralelo, Pixar estaba desarrollando cortos animados como Luxo Jr. o Red’s Dream, ambos dirigidos por John Lasseter. El foco, en este punto, radica en la innovación tecnológica, conforme la compañía exploraba sus propias soluciones técnicas para animación y render por computadora. La primera versión comercial de RenderMan —el motor de render de Pixar— sale al mercado en 1989.
Para inicios de la década de 1990, y con la participación de algunos de sus más destacados talentos, Pixar está dedicado a la producción de comerciales animados para televisión. Andrew Stanton (el director de Finding Nemo y WALL-E) estaba haciendo anuncios para Trident, y Pete Docter (el director de Monsters Inc., Up, Inside Out y Soul) estaba haciendo anuncios para Listerine.
La primera película de Pixar vendría con Toy Story, en 1995. Este, el primer largometraje animado por computadora del mundo, cambiaría la historia de Pixar —y de la animación— para siempre.
En 1996, Pixar anuncia que dejará de trabajar en animación para comerciales y se dedicará a producir contenido interactivo y películas. El año siguiente, entran en un acuerdo de producción con Disney para producir cinco películas en los siguientes 10 años.
Aquí vendría bien hacer un listado de sus producciones. Dado que estamos hablando de este tema, anotaré cuáles de los proyectos son secuelas de entregas anteriores.
Toy Story (1995)
A Bug’s Life (1998)
Toy Story 2 (1999) — Secuela de Toy Story.
Monster’s Inc. (2001)
Finding Nemo (2003)
The Incredibles (2004)
Cars (2006)
Ratatouille (2007)
WALL-E (2008)
Up (2009)
Toy Story 3 (2010) — Secuela de Toy Story.
Cars 2 (2011) — Secuela de Cars.
Brave (2012)
Monsters University (2013) — Secuela de Monsters Inc.
Inside Out (2015)
The Good Dinosaur (2015)
Finding Dory (2016) — Secuela de Finding Nemo.
Cars 3 (2017) — Secuela de Cars.
Coco (2017)
Incredibles 2 (2018) — Secuela de The Incredibles.
Toy Story 4 (2019) — Secuela de Toy Story.
Onward (2020)
Soul (2020)
Luca (2021)
Turning Red (2022)
Lightyear (2022) — Spinoff de Toy Story.
Elemental (2023)
Inside Out 2 (2024) — Secuela de Inside Out.
Así que tenemos 28 películas hasta la fecha. De esas 28 películas, diez son secuelas o spinoffs (incluyendo Lightyear, que cuento como contenido derivado de Toy Story). Eso significa que el 36% de las películas de Pixar han sido secuelas. Así que el impulso por las secuelas no es particularmente nuevo.
Además, el público recibió bien la mayoría de estas secuelas pasadas. A algunas les fue mucho mejor que a sus entregas originales y por buenas razones. Así que pasemos a conversar un poco sobre las críticas que se esgrimen ahora y por qué la decisión de Disney y Pixar de enfocarse en producir secuelas tiene una recepción “mixta” en general.
Las críticas a Disney y Pixar
Como mencionamos antes, las críticas a Disney y a Pixar no son particularmente nuevas. Y, a menudo, suelen asociarse a la “mala influencia” de Disney sobre Pixar luego de la adquisición en el 2006.
Este artículo de Christopher Orr para The Atlantic1, publicado en junio del 2017, hace justamente eso.
“El estudio de animación era el mejor del planeta. Luego Disney lo compró.”
Así que las críticas a Pixar por tropiezos creativos, y echarle la culpa a Disney, no son algo particularmente nuevo. Y, sin embargo, este tipo de especulación sigue estando de moda.
Quiero proponer que tomar posiciones dogmáticas en este tema es poco recomendable. Como veremos a continuación, parecen haber dos bandos de crítica:
Perspectiva #1 —Asumir que todo tiempo pasado fue mejor
Esta perspectiva critica a Disney y a Pixar por cometer tropiezo tras tropiezo y estar en una supuesta “bancarrota creativa”. La perspectiva sugiere que Pixar perdió el rumbo que la había merecido ser reconocida (subjetivamente) como el mejor estudio de animación del mundo. En su forma más extrema, esta posición sostiene que Pixar no logran hacer nada bien —o al menos no tan bien como lo hacía antes.
Esta perspectiva absolutista debe ser refutada. Debemos aprender a reconocer que este tipo de afirmaciones categóricas son un tanto miopes a la realidad del mercado. Es fácil encontrar declaraciones dogmáticas sobre cómo Elemental (por ejemplo) fue un fracaso. Sin embargo, tal y como Emily Horgan ha señalado en varias oportunidades2, Elemental no fue un fracaso, ni en taquilla ni en streaming. Entonces, ¿por qué estamos tan convencidos de que fue un fracaso? ¿Según qué estándar? —Aquí es donde aún los más vehementes críticos de estos presuntos fracasos tienen que recurrir a opiniones o a la subjetividad.
Es cierto que Pixar ha tenido fracasos. Lightyear escasamente logró recuperar su presupuesto de producción en la taquilla. Sin embargo, al tomar en cuenta los gastos en mercadeo y demás, y de acuerdo con el análisis de Deadline3, la película le habría significado pérdidas al estudio por unos $106 millones de dólares.
En cambio, Inside Out 2 superó su presupuesto de producción apenas con la taquilla de su fin de semana de estreno a nivel global, recaudando $295 millones de dólares4. Si lo circunscribimos únicamente a Estados Unidos (es decir, a la taquilla doméstica), Inside Out 2 tiene el segundo fin de semana de estreno más exitoso para Pixar, justo detrás del record de Incredibles 2 —otra secuela.
Así que sí hay fracasos, pero no es cierto que todo tiempo pasado fue mejor.
Perspectiva #2 —Asumir que todas las secuelas son un error
Esta perspectiva sostiene que es un error hacer secuelas, porque el foco debería estar —siempre— en hacer cosas nuevas y apoyar nuevas ideas. Nuevamente, esta sería una posición dogmática y miope. Se acusa a las secuelas de ser poco imaginativas por tratarse de material derivativo. Además, en sus expresiones más extremistas, se asocia a las secuelas con vulgares intentos por quitarle el dinero a la audiencia. El proverbial “cash grab” del que se acusa a las empresas constantemente.
Sin embargo, no hay ninguna razón para asumir que las secuelas, sólo por ser material derivativo, están condenadas a ser poco imaginativas, o “peores” que la película original. De hecho, si somos objetivos en nuestra valoración, tendremos que reconocer que hay múltiples ejemplos de secuelas que gozan ya sea de mejor historia, mejor animación, o mejores resultados que las entregas originales. Algunas incluso gozan de las tres al mismo tiempo.
Es cierto que hay secuelas débiles y que, en retrospectiva, quizás nunca debieron haberse producido. Ya hablamos del ejemplo de Lightyear antes. Sin embargo, acusar a las secuelas de ser un intento poco imaginativo para quitarle el dinero a la audiencia reduce la autonomía y voluntad del público injustamente. Nadie, absolutamente nadie, está obligado a consumir contenido audiovisual animado. Lo hacemos porque queremos. Si la secuela es mala o buena, la audiencia lo decidirá libremente y respaldará su valoración con sus decisiones de consumo. Los resultados de Inside Out 2 lo ilustran con claridad.

Por qué producir secuelas tiene sentido
Es cierto que producir secuelas supone algunas ventajas. No son productos garantizados —nada en animación lo es. Pero sí que puede hacerse un argumento sobre por qué tiene sentido enfocar los recursos en producir secuelas, en vez de contenido enteramente original.
Pete Docter, actual Chief Creative Officer de Pixar, ha comentado sobre lo difícil que puede resultar encontrar ideas originales que resuenen en una audiencia amplia. Esta es una dificultad que no disminuye con el tiempo —como Pixar ha reconocido, luego de más de dos décadas de producir animación.
Las secuelas ofrecen la ventaja de arrancar desde una propiedad intelectual ya establecida. El punto de partida no es “desde cero”, y la resonancia de la propiedad intelectual con la audiencia ya ha sido puesta a prueba. Es, por tanto, mucho más fácil pensar en nuevas historias dentro de ese universo ya probado, que presentar un universo completamente nuevo y cruzar los dedos para que la audiencia lo adopte satisfactoriamente.
Por su parte, Bob Iger, CEO de Disney, ha destacado que hacer secuelas es mucho más práctico desde la perspectiva de mercadeo. Si bien no es como si las películas derivativas se vendieran solas —algo que hasta ahora sólo hemos visto a Ghibli lograr con The Boy & The Heron5. Lo cierto es que sí que tienen un punto de partida relativamente más sencillo en cuanto al “conocimiento de la marca” por parte de la audiencia.
Docter admitió, en una entrevista para la revista Time6, que trabajar en secuelas es un arma de doble filo. Por un lado, reconoce cómo una parte de la audiencia reclama la ausencia de nuevo contenido original —al tiempo que, paradójicamente, parecen menos receptivas a contenido nuevo en cartelera. Pero desarrollar secuelas implica la dificultad de encontrar una historia nueva dentro de un universo ya conocido. El desafío radica en cómo sorprender satisfactoriamente a la audiencia.
Y es que la forma en que Pixar opera depende, en gran medida, de los éxitos de taquilla. El propio Docter admitió que, si a Inside Out 2 no le iba bien en taquilla, Pixar tendría que replantearse su modelo de negocios. Afortunadamente, cualquier tipo de preocupación respecto a los resultados ya debe estar subsanada. Inside Out 2 tuvo un excelente fin de semana de estreno en taquilla a nivel global, y se consolidó como uno de los mayores éxitos comerciales en el cine del 2024.
En todo caso, Iger ha procurado resaltar que el foco estará en la calidad por sobre la cantidad. Esto es algo con lo que se espera brindar confianza al público en general. Las secuelas por venir no serían como la interminable cadena de spinoffs con los que Disney ha desgastado las propiedades intelectuales de Star Wars y Marvel en Disney+. Aunque ese sería un tema para tratar en otra oportunidad.
De cara al futuro
Sean secuelas o nuevas propiedades intelectuales, tanto Disney como Pixar piensan seguir produciendo Animación. Y, sean secuelas o no, la audiencia sigue teniendo un apetito insaciable por nuevas —y buenas— historias. Eso no ha cambiado, ni cambiará en ningún momento pronto.
Sería contraproducente caer en la trampa de pensar que estamos en una era “post-Pixar”. Ya hemos tenido varios “valles” así en la historia de Disney, donde parece, una y otra vez, que la era dorada había pasado. Sólo para encontrar, unos años más tarde, una fase de renacimiento en la producción de animación. Todo esto es normal. Ninguna empresa —igual que ninguno de nosotros, de forma individual— puede mantenerse siempre en la cima. Hay altibajos, y el mercado se mueve en ciclos. Por eso no es recomendable caer en la trampa de pensar que “todo tiempo pasado fue mejor”.
Desde la perspectiva cristiana, es bueno que recordemos la advertencia de Eclesiastés 7:10, que dice:
“No digas: ¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos? Pues no es sabio que preguntes sobre esto.”
(Ec 7:10)
La advertencia nos invita a reconocer lo banal de romantizar el pasado. Podemos aprender de él, usarlo como inspiración, y aprender de errores previos para evitar tropiezos futuros. Pero no debemos dejar que una idealización del pasado nos robe el gozo del ahora —sin importar si el presente parece difícil. Siempre tenemos motivos para dar gracias a Dios y avanzar, confiando en Su voluntad.
Tal y como el propio libro de Eclesiastés recuerda unos versículos más abajo:
“Alégrate en el día de la prosperidad, y en el día de la adversidad considera: Dios ha hecho tanto el uno como el otro para que el hombre no descubra nada que suceda después de él.”
(Ec 7:14)
Así que podemos aprender de estos desarrollos comerciales. Aún si no somos Pixar, es bueno prestar atención a su experiencia, a sus decisiones, y a la evolución de los proyectos de la compañía. Sean éxitos o fracasos, podemos prestar atención y aprender. No como aficionados, sino como profesionales con pensamiento crítico.
A nosotros nos corresponde preguntarnos: ¿Qué podemos aprender de todo esto?
Christopher Orr, “How Pixar Lost Its Way”, The Atlantic, junio, 2017, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2017/06/how-pixar-lost-its-way/524484/.
Emily Horgan, “(…) Speaking of Elemental, the movie is presented as a flop in this article, when it really wasn't, see below charts. Not by way of box office, nor by way of streaming. (…)”, LinkedIn, junio, 2024, https://www.linkedin.com/feed/update/urn:li:activity:7201930436845920259/.
Anthony D’Alessandro, “The Biggest Box Office Bombs Of 2022: Deadline’s Most Valuable Blockbuster Tournament”, Deadline, 14 de abril, 2023, https://deadline.com/2023/04/biggest-box-office-bombs-2022-lowest-grossing-movies-1235325138/.
Animation Magazine, “Pixar’s ‘Inside Out 2’ Breaks Records with $295 Mil. Global Opening Weekend B.O.”, Animation Magazine, 16 de junio, 2024, https://www.animationmagazine.net/2024/06/pixars-inside-out-2-breaks-records-with-295-mil-global-opening-weekend/.
Trent Cannon, “Studio Ghibli finally tells us why they didn't do any real promotion for Hayao Miyazaki's The Boy and The Heron - and its bold”, Popverse, 10 de enero, 2024, https://www.thepopverse.com/the-boy-and-the-heron-promotion-studio-ghibli-interview-hayao-miyazaki.
Eliana Dockterman, “Pixar’s Pete Docter: If Inside Out 2 Doesn’t Succeed, We Have to ‘Radically’ Rethink Our Business”, Time, 23 de septiembre, 2024, https://time.com/6986308/inside-out-2-peter-docter-interview/.