WALL-E y el facilismo institucionalizado
Reflexiones sobre la Pereza, la Complacencia y la Necesidad de Recuperar el Valor del Trabajo.
Nos estamos convirtiendo en una sociedad inútil y pusilánime, constantemente sedada el facilismo y la mediocridad. Una sociedad que se miente a sí misma, llena de la falsa seguridad de un "éxito" que no sólo no merece sino que nunca consiguió en realidad.
El escritor y director Andrew Stanton lo retrató muy bien con la crítica social en WALL-E (2008). En la película no hay un villano per se. No hay una voluntad individual tratando de obstaculizar los deseos y aspiraciones del protagonista. En cambio, la fuerza antagónica es, en realidad, una institución: Buy N Large—producto de las decisiones de una sociedad.
El verdadero antagonista en la película, podríamos decir, es la sociedad misma, que aceptó con los brazos abiertos la promesa de "todo lo que necesitas para ser feliz", en la forma de entretenimiento sin límites y atención automatizada a sus necesidades, las 24 horas del día. El resultado es, literal y metafóricamente, una raza humana que no puede ni siquiera ponerse de pie o caminar por sus propios medios.
La película usa la ciencia ficción animada para hacer una lectura de realidades humanas muy presentes hoy en día. Incluso más presentes hoy que en el 2008, cuando se estrenó WALL-E. Desde un punto de vista sociológico, vamos en esa dirección, en Educación y en muchas otras áreas. Las herramientas de inteligencia artificial generativa sólo aceleran este proceso.
Ya sea que usemos ChatGPT para que escriba por nosotros, Midjourney para que cree imágenes por nosotros, o incluso Grammarly (que indudablemente es menos objetable desde el punto de vista ético) para que nos corrija la gramática y nuestras formas de expresión; el resultado es el mismo. Nos volvemos cada vez más peresozos. Valoramos menos el esfuerzo y la dedicación, tanto en nuestras vidas como en las vidas de los demás.
Antes teníamos que esforzarnos por ser mejores. Ahora basta con parecer mejores. Dejamos de apreciar la importancia de nuestro esfuerzo, y decidimos menospreciar el valor intrínseco del trabajo y los logros de los demás.
Creo que necesitamos volver a ver el tema desde una perspectiva fundamentada en principios bíblicos. Cabe preguntarnos: ¿Dónde quedó nuestra dedicación a trabajar con esmero como para Dios, y no para ser vistos por los demás?
"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís. Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas."
—Colosenses 3:23-25
Este es —y siempre debería de ser— nuestro marco de referencia para la ética profesional.
La inteligencia artificial generativa sólo es un signo de nuestros tiempos. Herramientas como Midjourney o ChatGPT son un reflejo de lo que pensamos y una manifestación de lo que nos importa: Queremos tenerlo todo sin esfuerzo. Escogemos cerrar los ojos e ignorar voluntariamente que lo que no se usa, se atrofia, y eventualmente muere y se olvida. Estamos buscando la comodidad personal y la satisfacción inmediata a expensas de los demás y a expensas de nuestro futuro.
"El alma del perezoso desea, pero nada consigue, mas el alma de los diligentes queda satisfecha.
El justo aborrece la falsedad, mas el impío causa repugnancia y vergüenza.
La justicia guarda al íntegro en su camino, mas la maldad trastorna al pecador.
Hay quien pretende ser rico, y nada tiene; hay quien pretende ser pobre, y tiene una gran fortuna."
—Proverbios 13:4-7