En la era digital, las redes sociales se han convertido en parte de nuestras vidas. De entre las muchas plataformas, LinkedIn se destaca como una que es particularmente útil para profesionales y personas que buscan oportunidades laborales. Sin embargo, las redes sociales, y en particular la apariencia de éxito y conexión profesional que se promueve en LinkedIn, suponen una amenaza para nuestro bienestar espiritual, mental y general.
En esta publicación examinaremos los efectos negativo de las redes sociales para el desarrollo profesional. Veremos algunas de las trampas que debemos evitar desde la perspectiva cristiana, así como la toxicidad de la cultura del ajetreo y la falsedad que a menudo se esconden detrás de ser un líder de opinión en esta plataforma.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
(Colosenses 3:23-24)
Si reflexionamos sobre nuestra conducta en redes sociales, ¿podemos realmente decir que todo lo que hacemos allí, lo hacemos como para el Señor, y no para buscar la aprovación de los demás?
Coniungo, ergo sum
“Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum) es una de las frases más famosas del filósofo René Descartes. Sin embargo, en la actualidad parece haberse transformado en otra. "Me conecto, luego existo" (Coniungo, ergo sum) parece haber tomado extraoficialmente su lugar en nuestra experiencia con las redes sociales. Hemos reducido la definición de nuestra propia existencia a la persona que proyectamos en línea, y a las interacciones que la rodean.
En línea, LinkedIn nos brinda la oportunidad de establecer conexiones profesionales y presentar nuestros perfiles laborales. Sin embargo, a medida que la plataforma se vuelve más popular, aumenta la presión para mantener una presencia constante y notable. Muchas personas creen que su existencia y éxito dependen de su actividad en las redes sociales, algo que empeoró con el aislamiento obligatorio y la dependencia de técnicas de convivencia virtuales durante la mayor parte del 2020, el 2021 y—en menor medida—el 2022.
LinkedIn puede convertirse en una fuente constante de comparación y envidia. La necesidad de recibir validación y aprobación de parte de quienes, con frecuencia, ni siquiera conocemos en persona, puede empujarnos a una espiral de inseguridad. Nos lleva a cuestionar quiénes somos, y a reducir el valor de la vida humana a la suma de interacciones virtuales. Lo que es peor, nuestra confianza en Dios y en la suficiencia de su gracia son unas de las primeras cosas que sacrificamos en el altar de nuestra egolatría, porque el foco de atención está en nosotros.
Esta egolatría se exacerba por las influencias externas—los “me gusta”, “comparte”, “comenta”, y otras formas de participación en redes sociales. Pero no nos engañemos: el problema en realidad viene de nosotros mismos.
“Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre.”
(Marcos 7:21-23)
Pensemos por un momento en la naturaleza del temor a perdernos de algo (el “fear of missing out”, o FOMO, por sus siglas en inglés. LinkedIn está lleno de noticias sobre promociones, cursos, consejos profesionales y oportunidades laborales. Esto puede generar el temor de perdernos de algo importante, pero no tememos que haya consecuencias sobre lo que nos perdemos, sino cómo perdernos de algo nos afectaría a nosotros mismos. Nos hemos convencido de que perderemos oportunidades si no estamos conectados y actualizados constantemente. La ansiedad y la necesidad obsesiva de estar siempre pendiente de la plataforma pueden ser causadas por el miedo a perder una oportunidad—aunque no tengamos idea de cuál es esa oportunidad que seguramente nos estamos perdiendo.
Hustle Culture
La cultura del ajetreo de LinkedIn (conocida como "Hustle Culture" en inglés) nos empuja constantemente a creer que estar "siempre ocupado" es sinónimo de éxito. Esta mentalidad nos impulsa constantemente a buscar más dinero, más reconocimiento, títulos más prestigiosos, y objetivos cada vez más ambiciosos. LinkedIn, Twitter, Instagram y TikTok se han convertido en un terreno fértil para la propagación de los estereotipos que acompañan esta cultura.
Estas plataformas alimentan nuestra inseguridad recordándonos lo que no tenemos y lo que no estamos haciendo. Sin embargo, esta obsesión por el trabajo tiene efectos negativos en nuestra salud. El exceso de trabajo y la falta de descanso adecuado conducen al agotamiento, los trastornos del sueño y los problemas de salud a largo plazo. No podemos ignorar los efectos negativos de esta mentalidad en nuestro bienestar general.
Pero la cultura del ajetreo en LinkedIn afecta no solo nuestra salud física. Además, esta mentalidad nos pone bajo una gran presión emocional, y socava nuestra confianza en Dios. La constante necesidad de mostrar éxito y productividad nos causa estrés y ansiedad. Nos encontramos atrapados en un ciclo de exigencias autoimpuestas que nos impiden encontrar tiempo para Dios, para nuestras familias, cuidar de nuestra salud y simplemente relajarnos. En esta cultura del ajetreo, todo lo que no esté relacionado con el trabajo se considera tiempo perdido, un sacrificio que hacemos en pos de obtener "más".
No es sorprendente que, al concentrarnos excesivamente en el trabajo y la productividad, ignoremos otras partes importantes de nuestra vida. Mientras nos preocupamos por destacar profesionalmente, nuestras relaciones personales y nuestro bienestar emocional se ven afectados. No nos preocupamos por nuestras emociones y relaciones genuinas con los demás porque estamos absortos por la necesidad de tener “éxito” en el trabajo. Esto puede causar una sensación de vacío emocional y desconexión con nuestro entorno, privándonos de una parte importante de nuestra existencia.
El tiempo que invertimos en estar "siempre ocupados" en la plataforma se traduce en menos tiempo y energía para dedicar a nuestras relaciones familiares. Las largas horas de trabajo y la necesidad constante de estar conectados nos privan de momentos de calidad con nuestros seres queridos, lo que puede causar tensión y distanciamiento en nuestras relaciones familiares. El hogar y la armonía familiar pueden verse afectados negativamente por esta falta de conexión.
Además, esta mentalidad de estar siempre ocupados puede generar expectativas poco realistas sobre nuestro desempeño laboral y el tiempo que dedicamos a nuestra familia. Sentimos la presión de ser padres o cónyuges ideales mientras intentamos cumplir con las exigencias de ser relevantes en LinkedIn. Nuestras relaciones familiares pueden experimentar conflictos y estrés como resultado de esta carga adicional, lo que puede afectar negativamente nuestra salud familiar.
“Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues Él da a su amado aun mientras duerme.”(Salmos 127:1-2)
Paradójicamente, esta es la cura para el síndrome de impostor y la ansiedad: trabajar como para Dios, no para los hombres, y confiar el resultado a Él. No depende de nuestras propias fuerzas, sino de Dios—si realmente estamos trabajando para Él y no para nosotros mismos.
La ansiedad y el impulso por trabajar "más", la ansiedad por lograr más, y el deseo de sobresalir o "ser exitoso" son todos síntomas de que estamos trabajando para nosotros mismos y no para la gloria de Dios.
El impacto en nuestra vida espiritual
La cultura de LinkedIn que nos empuja constantemente a estar ocupados y conectados nos deja poco (o ningún) tiempo para reflexionar, para orar, y para meditar en la palabra de Dios. Lo que siempre debió haber sido la parte más importante de nuestro día se vuelve algo para lo que “no tenemos tiempo”..
Sin embargo, la culpa no recae solo en las redes sociales. El miedo al silencio y a estar a solas con nuestros pensamientos y con Dios nos lleva a evitar momentos de tranquilidad y oración que son esenciales para nuestra salud espiritual.
Tal y como señala el autor Tony Reinke, “usamos el ruido de los medios en nuestras vidas para ahogar las cosas que preferiríamos no enfrentar.” Por eso nos cuesta tanto estar lejos de las redes sociales, y de los estímulos constantes que tenemos—literalmente—al alcance de nuestros dedos.
La Biblia nos invita a buscar a Dios en silencio.
“En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación.”
(Salmos 62:1)
En el silencio también nos enfrentamos a aspectos de nuestras vidas que nos gustaría cambiar, recuerdos, eventos y cicatrices que nunca revelaríamos en las redes sociales. En el silencio, nada permanece oculto; todo vuelve a surgir a la superficie. Tony Reinke vuelve a poner el dedo en la llaga. En sus palabras: “Tomar y compartir nuevos selfies siempre es más fácil que la temible incógnita de lo que surgirá si todo se vuelve silencioso.”
El exceso de ocupación y la sobreestimulación constante nos alejan de la introspección y la conexión profunda con nosotros mismos y con lo trascendental. Perdemos la oportunidad de encontrar significado y propósito en nuestra vida, ya que estamos constantemente atrapados en un círculo vicioso de trabajo y productividad que nos imponemos a nosotros mismos.
Falsos líderes de opinión
En LinkedIn, muchos de nosotros nos vemos tentados a aumentar desesperadamente nuestros seguidores y conexiones, creyendo erróneamente que esto nos convertirá automáticamente en influyentes y líderes de opinión. Sin embargo, debemos admitir que la cantidad de seguidores no garantiza la calidad ni el impacto de nuestras publicaciones. No dejemos que la búsqueda vacía de popularidad nos distraiga de nuestro verdadero propósito.
Si publicamos en redes sociales, debemos centrarnos en proporcionar contenido valioso y edificante para nuestra audiencia, en lugar de preocuparnos por el número de seguidores. No nos preocupemos tanto por la apariencia de éxito y popularidad, sino por crear valor real. Recordemos que ser líderes de opinión verdaderos requiere mucho más que simplemente ganar seguidores.
Es común que en LinkedIn se valore a alguien como influencer solo en función del tamaño de su audiencia. Sin embargo, no se puede garantizar que esto tenga un impacto verdadero en la vida de las personas. No caigamos en la trampa de buscar seguidores a cualquier precio. En su lugar, centrémonos en la calidad de nuestras interacciones y el verdadero impacto que generamos.
Evitemos convertirnos en personas que solo buscan aumentar su audiencia sin crear valor real. No debemos caer en estrategias de crecimiento rápido ni en la publicación de contenido innecesario. En su lugar, esforcémonos por proporcionar contenido genuino y significativo. Recordemos que es el valor que aportamos, y no la cantidad de seguidores, lo que determina nuestra influencia.
La mentalidad de búsqueda desesperada de seguidores puede llevarnos a generar contenido superficial y poco auténtico. Esto distorsiona la realidad y crea una imagen irreal de quiénes somos y de cuáles son nuestras capacidades. No nos dejemos llevar por la presión de la plataforma y seamos fieles a nuestra autenticidad.
En la Biblia, Jesús nos advierte contra este tipo de actitudes y la hipocresía que va de la mano con hacer las cosas sólo para ser vistos y aplaudidos por otros.
“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
(Mateo 6:1-4)
Es el tipo de tendencia que llevó a Braden Wallake, CEO de HyperSocial, a publicar un selfie llorando, luego de haber despedido empleados en su compañía.
No estoy cuestionando los sentimientos de Wallake. Tener que despedir a alguien es horrible—aunque no puede compararse con lo horrible de ser despedido. El problema no es cómo se sintió. El problema es sentir que es necesario tomarse una selfie llorando y compartirlo en redes sociales como un ejemplo de virtud.

La publicación se centra en su carácter humano, en su vulnerabilidad, y en cuán bueno realmente es; en lugar de centrarse en las personas afectadas por los despidos o en las circunstancias que llevaron a la decisión. Esta publicación se hizo viral y generó más de 59,000 interacciones, más de 10,000 comentarios, y fue compartida más de 1000 veces. Wallake incluso modificó el título de su perfil para hacer referencia directa an esta publicación viral. No debemos caer en la trampa de buscar reconocimiento sin sentido. En lugar de eso, contribuyamos al desarrollo de nuestra comunidad proporcionando contenido valioso y genuino.
Es importante destacar que la tendencia a la autopromoción excesiva y a la búsqueda de virtud a través de publicaciones forzadas crean una cultura tóxica en LinkedIn. No nos dejemos engañar por información deshonesta y vacía. Seamos críticos y busquemos la verdad antes de aceptar historias y logros como verdaderos.
Como usuarios de LinkedIn, es fundamental promover un entorno genuino y basado en el valor real. Resistamos la presión de promocionarnos a nosotros mismos y buscamos compartir contenido relevante y valioso. Recordemos que la cantidad de seguidores es menos importante que la calidad de nuestras interacciones y el impacto que podemos tener en otros profesionales.
Seamos honestos y transparentes en nuestras publicaciones. Aprendamos nuestras fortalezas y debilidades, y demostremos que todos estamos en constante aprendizaje y crecimiento. Podemos compartir nuestras propias experiencias y dificultades—para aprender juntos, y no para “brillar”. Ninguna narrativa falsa de éxito instantáneo en las redes sociales será tan valiosa y motivadora como esto.
Recordemos que la influencia real en LinkedIn se basa en la honestidad, la autenticidad y la influencia positiva en la comunidad profesional. Deben esforzarnos por ser personas de valor, brindando conocimientos, apoyo y oportunidades genuinas an aquellos que nos rodean.